lunes, 19 de marzo de 2012

HINDUISMO

El hinduismo no tiene fundador, carece de ritos y tampoco posee una jerarquía religiosa. El hinduismo es hereditario, esto quiere decir que no te puedes convertir al hinduismo; sólo puedes ser hindú si has nacido hindú. Uno de los pilares fundamentales del hinduismo es la creencia en la reencarnación, que está muy ligada al sistema de castas. Según la doctrina de la reencarnación, cada ser humano que muere se reencarna en otro, ya sea humano o animal, y este ciclo se repite eternamente. Si alguien se reencarna en una persona perteneciente a un casta inferior o a un intocable es debido a que su comportamiento (karma) no fue bueno en su vida anterior. Y como no es posible recordar las vidas anteriores, los hindúes aceptan su suerte resignadamente sin siquiera pensar en revelarse, puesto que ellos creen ser los únicos responsables de su precaria situación. Siendo la vida terrenal un valle de lágrimas, el objetivo a conseguir es librarse del samsara (la rueda de las reencarnaciones) y alcanzar el nirvana, objetivo que sólo alcanzan algunos privilegiados. Son, los sadus, ascetas y santones que consacran su vida a alcanzar dicha meta. Las herramientas de las que se valen para conseguirlo son la meditación, el yoga, el ayuno y la mortificación del cuerpo. Muchos de estos sadus renuncian a toda posesión de bienes materiales y viven como eremitas sin contacto con la sociedad. Se les reconoce porque visten telas de color naranja, aunque algunos van completamente desnudos, y es frecuente que lleven el cuerpo cubierto de ceniza. Las torturas físicas que se infligen no están encaminadas, como en la religión cristiana, a expiar sus culpas (el concepto de pecado no existe), sino que es un medio para alcanzar poderes sobrenaturales e incluso para elevarse a la categoría de dios. Así podemos encontrar en la India ascetas que llevan años de pie sin sentarse jamás -ni siquiera para dormir-, u otros que, al contrario, permanecen indefinidamente sentados en la misma posición. También es frecuente que no busquen cobijo ante los rigores del clima (lluvias monzónicas, frío invernal, calor tórrido en el verano), que soportan con tan sólo unos harapos como única vestimenta. La recompensa, como dijimos anteriormente, es la adquisición de poderes sobrenaturales. Son conocidas las proezas de algunos: pasar semanas enterrados bajo tierra, tenderse sobre camas de afilados pinchos, sobrevivir a la picadura de serpientes venenosas o evitar cualquier clase de enfermedad. En realidad, se dice que pueden poner fin a su vida cuando lo deseen e incluso a algunos, que han desaparecido sin dejar rastro, se les atribuye la capacidad de disociar los átomos que componen la materia. Estudiemos ahora alguno de los dioses más destacados dentro del panteón hindú: Brama, Krisna, Sarasvati, Visnu, Rama, Laksmi, Ganesh, Shiva, Hanuman, Parvati Principales dioses Brahma: Es el dios creador del universo. Se le suele representar con 4 cabezas y 4 brazos, cada uno de los cuales sostiene uno de los 4 Vedas (la tradición dice que estos libros sagrados surgieron de su boca). El vehículo de Brahma es la oca. Sólo si Brahma permanece despierto la vida es posible. Cuando duerme, todo, excepto los dioses, mueren. Pero no debemos alarmarnos, pues, un día de Brahma dura más de 8 billones de años. Muchas veces aparece sentado en un loto, flor que simboliza la creación y la vida. Actualmente el culto a Brahma prácticamente ha desaparecido y sólo se conserva un templo en su honor en Pushkar en Rajasthán. Visnu: Al igual que Brahma se le representa con 4 brazos que sujetan un mazo (símbolo de poder), una flor de loto (símbolo de pureza), una caracola (el sonido que se produce al soplar por ella símboliza la vibración cósmica origen del universo) y una rueda dentada, arma con la que resulta invencible. Visnu es el dios más popular en la India y ya se ha reencarnado 9 veces en la tierra. Según la profecía todavía falta la décima reencarnación en forma del guerrero Kalki. Las 3 primeras reencarnaciones de Visnú fueron en forma de animales (pez, tortuga, jabalí), la cuarta una mezcla de animal y hombre y el resto como seres humanos. Los avatares más conocidos son el séptimo (Rama), el octavo (Krishna) y el noveno (Buda). Su vehículo sagrado es Garuda, mitad pájaro, mitad bestia. Shiva: Aunque es el dios destructor no es el dios cruel y despiadado que causa la muerte de los seres humanos. Su labor es otra: Brahma crea el universo, Visnú lo sostiene durante un día de Brahma y finalmente Siva lo destruye para permitir que todo pueda ser creado de nuevo. Brahma entonces dormiría durante una noche (de igual duración que el día mencionado) y después volvería a crear el universo, repitiéndose todo el ciclo de nuevo. En su faceta de asceta y maestro de yoga se le representa con el pelo largo sujeto en un moño, un taparrabos, rayas horizontales en la frente y el cuerpo cubierto de ceniza. Es fácil identificar a los sadus seguidores de Shiva por esos mismos atributos. En Benarés seguro que los veréis, puesto que según la leyenda esta ciudad fue creada por Shiva. En Benarés el fervor religioso hacia Siva se manifiesta en los numerosos templos y pequeños altares erigidos en su honor que encontramos a cada paso. En todos ellos veremos una columna redondeada denominada "lingam". Es el falo de Shiva que simboliza la fertilidad.

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